Toda persona que ha viajado alguna vez en los últimos años sabe con total seguridad que el autobus es mejor opción que el avión (salvo para cruzar el charco, en cuyo caso el autobus tan solo es la mejor opción para llevarte al aeropuerto). El autobus era mi transporte cuando quería viajar por España y el dinero no abundaba.
Aun recuerdo el día que cogí el autobus para ir a verle. Un fin de semana romántico nos esperaba. Cuando llegué, estaba temblorosa, y ya desde la ventanilla del autobus le buscaba por la estación. Como no le veía, puse el móvil a cargar mientras entreveía la pequeña ciudad al otro lado de la estación de autobuses. Si hay algo que me gusta de ir en autobus es que las estaciones de autobuses suelen ser céntricas y estar bien comunicadas, facilitando muchísimo acceder al centro histórico. Levanté la cabeza y lo vi, mirándome, con una camisa azul, gafas de sol y algo sudoroso. Con el viaje se me había olvidado: pleno verano y ola de calor, pero ahí estaba él. En ese momento lo supe.
El fin de semana fue inolvidable, el primer amor siempre lo es y el verano concede un encanto especial a las pequeñas ciudades, convirtiendo una tarde de cañas por el casco histórico en algo perfecto. En Toledo, la plaza Zocodover es un buen punto de partida, en Salamanca, la plaza mayor una concesión al fresquito. Si uno opta para un viaje más internacional, Lisboa es un lugar perfecto para desconectar con un paseo por Alfama o Bairro Alto, el nuevo barrio de moda entre las nuevas generaciones. Sea cual sea la ciudad elegida, el paisaje del viaje en autobus, los monumentos y los edificios históricos quedan en el recuerdo como pilares de una relación. Ahora siempre recordamos ese primer encuentro con escapadas de fin de semana, hay quien dice que la felicidad es un camino y no una meta, en nuestro caso, ese camino está plagado de viajes en autobús.