Si los americanos tienen la famosa Ruta 66 de Chicago a Los Ángeles, cruzando Estados Unidos de este a oeste, en España tenemos una ruta más cortita que recorre la península de Norte a Sur por el oeste y que no tiene nada que envidiar a la famosa ruta estadounidense: La Ruta de la Plata
Pero si hay una tierra desconocida por la que pasa la Ruta de la Plata, y capaz de cubrir las exigencias de los paladares más exquisitos esa es: Extremadura.
Monesterio y Zafra, cuna de los mejores ibéricos que produce Extremadura. Almendralejo, pueblo del vino por excelencia. Mérida, la impresionante Mérida romana que cuenta su interior con uno de los teatros romanos mejor recuperados, el anfiteatro o uno de los mayores museos de arte romano, lo que le ha servido todo en su conjunto ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Casar de Cáceres, con su mundialmente conocida Torta del Casar, ese queso inconfundible que no falta en los fogones de cocineros de todo el mundo. y una vez en el Casar, el visitante podrá desplazarse cómodamente hasta Cáceres, con su impresionante casco histórico medieval declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco. O tomar la dirección contraria y visitar Trujillo, el lugar de nacimiento del conquistador Extremeño Francisco Pizarro, disfrutar en su impresionante plaza de un estupendo habla del silencio, uno de esos impresionantes vinos que se producen en la comarca de Trujillo.
Ahora que llega el invierno, que el frío comienza a querer entrar por las puertas y ventanas de nuestras casas, es un momento perfecto para revelarse contra el, armarse de abrigo, botas y bufandas, preparar la mochila, subirse a un autobus y conocer nuestra historia y nuestra tierra. Nada mejor que empezar por una de las vías más históricas de la península: La Ruta de la Plata