En el centro de la capital, cerca de Plaza de España y situado junto al Paseo Pintor Rosales, se localiza un templo egipcio que fue regalado a España en 1968. El Templo de Debod es uno de los paseos con más encanto de Madrid y hoy, lo examinamos con mayor detenimiento.
La historia del Templo de Debod
Es un edificio del Antiguo Egipto que se entregó a España en agradecimiento por la colaboración prestada para salvar los templos de Nubia. La Unesco solicitó ayuda a las naciones para proteger estos templos y especialmente el de Abu Simbel que amenazaba su desaparición por la construcción de la presa de Asuán.
Una vez, que se consiguió el objetivo, Egipto donó a las naciones que habían ayudado en la tarea, cuatro templos sagrados. Dendur a Estados Unidos, Taffa a Holanda, Ellsysa a Italia y por último Debod a España.
El templo, con una antigüedad de más de 2.200 años está dedicado al Amon de Debod e Isis y, a pesar de tratarse de un templo del Antiguo Egipto, tiene añadidos de las épocas ptolemaica y romano-imperial. Se localizaba a la orilla del Nilo, en una pequeña localidad llamada también Debod.
El traslado del Templo de Debod
Tras la decisión de regalarlo como gratificación a España, el templo se desmontó en 1961 y de ahí, fue trasladado a la Isla Elefentina. Nueve años más tarde, en 1970 las piezas del templo llegaron hasta Alejandría. Sería el 6 de junio cuando finalmente, a bordo del buque Benisa, partieron con destino Valencia, desembarcando el 18 del mismo mes.
Desde esta ciudad española, fueron transportados en camiones hasta su destino y localización actual: Madrid.
Ya en la capital, los arqueólogos tuvieron la difícil tarea de reconstruir el templo, con la ayuda de planos, mapas y fotografías pero con contratiempos como enfrentarse a 100 bloques que habían perdido su numeración.
Se mantuvo su orientación original: de este a oeste.
El Templo de Debod en la actualidad
Situado en el interior de una fuente que le da aún un aire más majestuoso, el templo se encuentra en lo alto de una colina. Desde el parque que lo rodea, podremos disfrutar de una vista privilegiada de la ciudad. El paseo es muy recomendable a cualquier hora del día, pero quizá te aconsejamos que no te lo pierdas de noche, cuando la iluminación y el agua toman protagonismo para enaltecer aún más el templo.
Uno de los rincones más bonitos de Madrid sin duda. Si eres amante de la fotografía, no olvides la cámara. Sacarás unas bonitas fotografías tanto del templo como de las vistas de la ciudad que se pueden contemplar desde el parque.
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Por cierto, ahora que se acerca el día de los enamorados, lo recomendamos 100%.
Cena en alguna de la creperías cercanas y paseo romántico