“Vivo en Madrid y tengo unos recursos económicos limitados. Y con limitados me refiero a que no puedo gastarme 300 euros cada vez que quiero ir a casa a estar con los míos.
Para mí, viajar en avión implica mucho tiempo y, sobre todo, mucho estrés. Primero tengo que ir en metro hasta el aeropuerto, y eso es un mínimo de una hora (si es fin de semana más). Luego está la hora de espera en el aeropuerto, contando con que tengas la suerte de que no haya retrasos. Y, por mi experiencia personal puedo asegurar que no hay garantías.
Además, las compañías de bajo coste sólo vuelan a Santiago, así que una vez que mi avión aterriza, tengo que coger un autobús que me lleva desde el aeropuerto hasta Coruña. Y lo mejor de todo es que no siempre es posible. A veces tienes que coger un bus a la estación de tren y hacer esa parte del trayecto en ferrocarril.
Al final, cuando uno se pone a sumar, se da cuenta de que ha invertido en el viaje unas 5 ó 6 horas. El autobús tarda 7 y te ofrece la comodidad de un solo trayecto. Además, las películas siempre entretienen y hacen que el tiempo pase más deprisa. Una cabezada, alguna llamada para ver cómo va el viaje y en menos de lo que esperas, estás en Galicia 
