Oporto es una ciudad de otros tiempos. Romántica, con un toque decadente y despistado Oporto se acerca al mar suavemente, como el rio que poco a poco deja perder sus aguas en la inmensidad de un mar que todo lo engulle.
Oporto es cuna de marineros, de comerciantes, ciudad universitaria y paraíso para los amantes de la belleza. No tendremos las grandes avenidas de París, los impresionantes rascacielos de Nueva York ni ruinas inigualables como en Roma pero en Oporto tendremos la belleza de la sencillez, de los detalles. Oporto es un lugar para dar un paseo sin prisas deleitándose de la gran belleza de las pequeñas cosas. Porque para ser bello no hace falta ser imponente. Así Oporto claudicó de sus grandes aspiraciones para convertirse en un destino excepcional.
En Oporto disfrutaremos de esa gastronomía portuguesa que nos convence con solo mirarla, con solo olerla, los pescados, los vinos, y por supuesto el vino de oporto que ha hecho famosa a la ciudad en todo el mundo y los quesos portugueses que en su riqueza y variedad han encontrado lugar en tantos y tantos corazones.
Aunque en un fin de semana o un puente nos podremos hacer una idea de las maravillas de la ciudad será cuando disfrutemos de más tiempo cuando podremos apreciar más todos esos rincones que quedan escondidos para el visitante apresurado. Porque Oporto siempre tiene algo más que ofrecernos.
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