Nuestro vecino del Oeste, Portugal, es uno de esos sitios que en un momento como el que llega, un puente, podemos visitar y disfrutar de él. Su pasado imperial está presente en cada uno de sus rincones, como en Lisboa, donde podremos disfrutar de un paseo por el Barrio de Belem, en el que veremos la Torre de Belem, el monumento a los Descubridores, el impresionante Monasterio de los Jerónimos y, cómo no, acabaremos con un galão (café con leche en vaso alto) acompañado de un pastel de Belem. Después de recuperar fuerzas (el paseo es corto), podemos ir al Barrio Alto o al Barrio de la Alfama, a pasear por sus calles y respirar el ambiente de una ciudad llena de historia.
Si os gustan las playas, cerca, muy cerca, podéis ir a Cascais, Sintra o Estoril, en el que disfrutaréis de una playa atlántica preciosa, en la que poder pasear por la noche o tomar el sol por el día.
Pero si queréis huir del bullicio de una ciudad como Lisboa y el estuario del Tajo, también podéis ir a disfrutar de unos vinos de Oporto, la Ciudad de los Puentes, la desembocadura del Duero, cuyo Centro Histórico está declarado Patrimonio de la Humanidad.
Aunque el interior nos guarda ciudades imprescindibles como Coimbra, Guarda, Viseu o Leiria. Y no, no nos estamos olvidando del Algarve, aunque la imponente playa de Figueira da Foz seguramente os guste.
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