En ocasiones subestimamos la arbitrariedad de las cosas. Normalmente imaginamos las historias que puede depararnos el destino y las ubicamos en lugares casi idílicos. Lo que olvidamos es que muchas veces las historias idílicas no acontecen en este tipo de lugares, sino en lugares corrientes, lugares por los que pasas a diario u ocasionalmente sin imaginar lo que en ellos puedes vivir.
“Love on the road” viene con fuerza, inspirado en el texto de Jack Kerouac, para demostrarte que un simple viaje en autobús puede cambiar tu vida e incluso la concepción que tienes de la misma. Enamorándote, viviendo una inolvidable aventura o simplemente dándote tiempo para reflexionar sobre aspectos relacionados con tu día a día.
Los viajes siempre son didácticos, no sólo en su destino, sino desde que te embarcas en ellos. La intriga de no saber que te deparan siempre fue uno de sus principales atractivos. Saber cuando irás y cuando volverás, pero no tener ni la remota idea de si volverás de la misma forma que te fuiste. No saber si conocerás gente nueva, si te lo pasarás bien o por el contrario te arrepentirás de haber ido, si las experiencias que te esperan cambiarán tu forma de ver y entender las cosas… Un viaje no tiene una emoción única, son un conjunto de emociones que los hacen especiales y significativos en la historia de la vida de una persona.
El autobús y los viajes en este medio de transporte siempre se han asociado a la aventura, a la posibilidad de coger un autobús, enlazarlo con otro, viajar barato, haciendo paradas diferentes a tu destino final y modificar tus vivencias en cuestión de kilómetros. La obra de Kerouac es un gran ejemplo de esto. Vivir al límite explotando cada minuto y recorriendo todos los lugares que te permita el tiempo y el dinero. Disfrutar de la vida con un carpe diem como leiv motiv.
Desde Movelia te invitamos a enamorarte de la carretera y por supuesto de todo lo que sin tu saberlo, te depara.
“Los altavoces anunciaron la salida del autobús. Cogí mi saco y subí. Antes de darme cuenta de lo que hacía, me incliné a través del pasillo hacia ella. Me eché hacia atrás temblando, esperé hasta que me miró con una deliciosa mirada de reojo, triste pero amable y me enderecé inclinándome luego hacia ella.
Nos pusimos a contarnos nuestras vidas, hablamos y hablamos. Ella dijo que le gustaba hablar conmigo. El autobús subía por el paseo y luego bajábamos hacia grandes extensiones luminosas. Sin ponernos previamente de acuerdo, nos cogimos de la mano y en ese momento decidí de modo silencioso, bello y puro, que cuando llegara a la habitación de un hotel ella estaría a mi lado.
-Amo el amor, dijo cerrando los ojos.
La prometí un bello amor. La deseaba sin freno.”
Texto adaptado de la novela On the road de Jack Kerouac.
