España es escenario de obras arquitectónicas de gran belleza y espectacularidad. Son muchos los edificios históricos, basílicas o catedrales de cuya singularidad, tenemos la suerte de poder disfrutar dentro de nuestras fronteras. Hoy, cogemos el autobús hasta Barcelona, para hacer repaso del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, o Sagrada Familia, como es popularmente conocido.
Su construcción se inició en 1882, diseñada por el arquitecto modernista Antoni Gaudí y convertida en su gran obra maestra. Año tras año, son tantos los turistas que se acercan a contemplar su belleza, que este monumento siempre goza de los primeros puestos en lo referente a los lugares más visitados de España. Además, su repercusión internacional, la coloca sólo por debajo de la Basílica de San Pedro del Vaticano, en cuanto a las iglesias más visitadas en Europa.
La ciudad de Barcelona se adorna con la personalidad de este artista catalán, que dejó su huella en multitud de lugares emblemáticos como el Park Güell, La Pedrera, La Cada Batlló, el Palacio Güell… Pero podríamos decir que, la Sagrada Familia, se convierte en su obra cumbre y en la que se enfocó, de forma casi exclusiva, durante los últimos años de su vida.
La cripta y el ábside son de estilo neogótico, sin embargo, el resto del templo, es de estilo orgánico, reproduciendo elementos naturales con abundancia de formas geométricas. Las columnas del interior simulan enormes árboles que crean una estructura sin igual. El arquitecto plasmó en esta obra, todos los descubrimientos de sus obras anteriores, levantando así, una obra arquitectónica calificada por muchos expertos como perfecta.
Las vidrieras de colores, inundan el interior de la basílica al paso de la luz, creando una atmósfera mágica. Todos los elementos contribuyen a la espiritualidad del templo, y todos tienen un importante significado religioso.
El exterior, imagen por excelencia de la Ciudad Condal, cuenta con tres fachadas, dedicadas al Nacimiento, Pasión y Gloria de Jesús. Se calcula que en 2026 (centenario de la muerte de Gaudí) la obra estará terminada, con nada menos que 18 torres, la torre dedicada a Jesús superará los 172 metros de altura.
Gaudí sólo vio terminada la cripta, el ábside y parte de la fachada del Nacimiento con la Torre de San Bernabé. A su muerte, la labor ha sido encomendada a distintos arquitectos, manteniendo siempre las directrices de este genio. Gaudí fue enterrado en el interior del templo para pasar a la eternidad, junto a la que fue su obra por excelencia.
La fachada del Nacimiento y la cripta, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005. Además de esta distinción, cuenta con muchas otras como Bien Cultural de Interés Nacional del patrimonio catalán y español, Tesoro de España…
La complejidad de la obra, hace que hoy en día, hasta los programas informáticos de automoción y aeronáutica se queden cortos frente a la compleja construcción diseñada por Gaudí. Además, los desperfectos de la Guerra Civil ralentizaron el proceso. Aun así y gracias a las donaciones, la obra sigue adelante respetando siempre, el diseño original.
La entrada a la Sagrada Familia es de pago, pero se destina, al menos en parte, a la continuidad de los trabajos. Si tu próximo destino es Barcelona, te aconsejamos disfrutes de la Sagrada Familia, desde fuera y desde su interior. Además de merecer realmente la pena, estarás poniendo tu granito de arena para la construcción.
Coge el bus a Barcelona y haz historia. Si es uno de los monumentos más visitados de Europa, no puede ser casualidad.