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Zamora no se ve en una hora

Que Zamora no se conquistó (o se hizo) en una hora, todos lo sabemos. Pero también es cierto que, a pesar de ser una ciudad pequeña, todo lo que hay que ver en Zamora no se ve precisamente en ese intervalo tan escaso de tiempo de 60 minutos.

Y es que pasear por sus calles nos lleva a otras épocas, concretamente al románico, tan presente en la ciudad, con 14 templos en el casco histórico y hasta 23 en todo el término municipal. Por supuesto, la primera visita y más que obligada es a la Catedral con su cúpula gallonada de estilo bizantino y que es una de las obras cumbres del románico en España, siendo además Monumento Nacional desde finales del siglo XIX. Pero con todas esas Iglesias, al dar un paseo por el Casco Histórico os vais a encontrar una cada poco tiempo. Merece la pena visitar la Iglesia de San Pedro y San Ildefonso, la segunda más grande de la ciudad, con su portada occidental obra de Joaquín Benito Churriguera, en la que se mezclan el románico y el barroco de una forma maestra.

Claro, pero éstas no son todas… La lista es interminable. Santa María Magdalena, Santa María de la Horta, San Claudio de Olivares, San Esteban, Santo Sepulcro, San Juan de Puerta Nueva, Santiago el Viejo o de los Caballeros, Santa Lucía, San Antolín, San Isidoro, Santo Tomé, San Vicente, Espíritu Santo, San Cipriano, Santa María La Nueva, Ermita de los Remedios, San Frontis, Ermita del Carmen, San Leonardo y San Andrés son el resto de templos románicos que podrás visitar en Zamora. Cada uno de ellos con unas características que les hacen únicos.

Y aunque quede mucho tiempo para ello, una gran época para visitarlo es la Semana Santa. La Semana Santa de Zamora declarada de Interés Turístico Internacional desde 1974 presenta una de las imaginerías más ricas de toda España, con obras como el Cristo del Espíritu Santo, del siglo XIV, que después de su restauración (estaba incompleta la talla cuando fue encontrada emparedada en la Iglesia del Espíritu Santo) desfila junto a otras obras del período renacentista y barroco, amén de otros escultores más modernos y contemporáneos que han prestado su trabajo a las cofradías.

Por supuesto, no podemos olvidarnos del buen yantar y el buen beber, de lo cual en Zamora saben mucho, gracias a los vinos de la D.O. Toro, la D.O. Arribes o los Vinos de la Tierra de Zamora, pero sobre todo por la fama de sus quesos zamoranos elaborados con leche de oveja y que guardan el sabor de otras épocas. O los productos de matanza que podemos degustar. Incluso el bacalao o el pulpo, que gracias al contacto con Galicia, siempre han estado muy presentes en la cultura gastronómica zamorana. Y, si tenéis la oportunidad, no dejéis de probar las auténticas bombas calóricas que son los figones, o los pinchos que sí que y los que no que una de sus tabernas más típicas, El Lobo.

Y como está en plena Ruta de la Plata, podrás viajar con Dainco desde Galicia o desde Andalucía sin problema alguno, poco dinero y muy cómodamente, como tiene que ser. Compra tu billete de autobús a Zamora en Movelia y, recuerda, si no hay ruta directa, te podemos ofrecer otras opciones ;)

La imagen que ilustra este texto es de pululante, con licencia Creative Commons.

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